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Blog de educación y literatura




El verano, época de libros

Como aficionado a la lectura desde hace muchos años (os diría que casi desde que lo recuerdo, jeje), tengo que decir que nunca he entendido por qué el mercado de los libros parece irse de vacaciones justamente en verano, cuando el resto de trabajadores. Entiendo que toda la maquinaria de la industria del libro se vea por estas fechas sufriendo del descanso estival de sus trabajadores, derecho al que por supuesto no tienen por qué renunciar; pero me pregunto además si en realidad no tienen visión de empresa, o los cerebros de los mandamases también se van a descansar cuando llega el calor.

Porque, con esto del mercado del libro y de la cultura en general, deberíamos pensar en el mismo plano que lo hacemos con el ocio. ¿A algún empresario que se dedique a este sector, sea tipo bar, recreativo o de cualquier otro tipo, se le ocurrirá cerrar su negocio justo cuando los demandantes tienen tiempo libre y, por ende, tiempo para disfruta de sus aficiones? La lógica diría que no, a poca visión empresarial que uno tenga. Y entonces, ¿por qué el sector de la cultura parece también cerrar sus puertas por vacaciones veraniegas?  Algo que siempre me ha parecido incomprensible.

Nos quejamos de que la venta de libros va mal, de que la gente cada vez lee menos, que las letras están perdiendo adeptos cada vez a velocidad más rápida… y todo esto es algo que influye por supuesto en el nivel cultural del país. Sin embargo, quizá los hábitos de lectura han ido cambiando por culpa de factores extrínsecos que nada tiene que ver con el interés de la población en las letras, o también, en todo lo que se refiere a la educación o a la cultura. Puede que haya cierto desapego entre las nuevas generaciones para el aprendizaje, no sé si por desinterés o por hastío, pero quizá pudieran cambiarse ciertos hábitos y procurar crear un interés hacia todo lo que tuviera que ver con este asunto; no sé si sería algo a tener en cuenta por un Ministerio que cambia muy poco de nombre, pero mucho menos de directrices ni actuaciones.

Yo, de cualquier forma, siempre aprovecho mis vacaciones para embarcarme en la lectura de un libro. Suelo tener bastantes atrasados, justo porque parece que siempre me faltan horas para poder darme a ese placer; y es una suerte, porque si tuviera que estar buscando en las vacaciones de verano objetos de mi interés, estoy seguro que poco encontraría, pues autores y editoriales parecen echar el cierre en estas fechas. Es por eso que siempre hay que tener algo en la reserva, así que ¿qué os vais a llevar de viaje este verano cuando cerréis la maleta? Espero que lo contéis sin reparos.

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