A poco menos de un mes de comenzar el nuevo curso lectivo, al menos en lo que respecta a la Educación Primaria y Secundaria en nuestro país, es hora de volver a preguntarse si realmente nuestro sistema educativo da los frutos que todos desearíamos. Según el informe PISA y el Foro Económico Mundial, parece que no es así, pues los resultados que sacan a la luz cada año no son los mejores ni mucho menos.
En general, ocupa el número 37 del ranking, del que forman parte 137 países; quedamos por detrás de Costa Rica, Indonesia o Líbano, por poner un ejemplo. Si hablamos de la calidad en la educación primaria, el puesto baja hasta el número 55, aunque por suerte el grado de matriculación de los niños en edad escolar es casi completo, el 99,4%, quedando así en esta clasificación en el puesto 11. En cuanto a la educación secundaria, nos quedamos en el puesto 7, lo que quiere decir que la gran mayoría de los adolescentes que acaban primaria acaban matriculándose en la etapa superior, estando por delante de países como por ejemplo el Reino Unido. En cuanto a la etapa universitaria, España se consolida como el sexto país con más número de universitarios del mundo, aunque su calidad no es la que debería esperarse con tal volumen de alumnos matriculados en estudios superiores.
De estos informes también se sacan otras conclusiones, como que la calidad de las ciencias y matemáticas es pésima, lanzándonos cabeza abajo hasta el puesto 72; sin embargo, nuestras escuelas de negocios destacan por su calidad, consiguiendo ponerse a la cabeza en un octavo puesto. Para la Formación Profesional, nos colocamos en la posición 50, esta vez de una lista de 61; y en el conocimiento de otras lenguas, aún bajamos más, hasta el puesto 56. Sin duda, algo en lo que pensar y mejorar bastante.
Entonces, ¿cuál es el mejor sistema educativo, del que debemos aprender? Pues según también estos informes, el más adecuado para emular sería el de Finlandia. Y si hay algo que destaca en este país nórdico, y que podría ser la clave de su superioridad académica, es sin duda el papel de los profesores. En Finlandia, la mayoría de los docentes tienen estudios superiores, es decir, no se limitan a la licenciatura, sino que por lo general adquieren un doctorado antes de empezar a dar clases; siendo así, el enfoque de la enseñanza es muy diferente.
Además de esto, hay tres maestros por aula: dos de ellos trabajan en instruir a los estudiantes, y el tercero presta especial atención a los que no pueden seguir el ritmo de la clase; eso significa que cada estudiante recibe la cantidad de atención que necesita, y aquellos a los que les cuesta más asimilar los conceptos, no son descartados como «malos estudiantes», sino que obtienen la ayuda adicional que necesitan. Otra peculiaridad es que los estudiantes se queda con el mismo profesor durante años, lo que permite que se cree una verdadera comunidad y se establezcan vínculos.